World horror story
Vivimos en un mundo donde la hipocresía es la mano que da de comer a todo ser viviente y la ignorancia el plato donde servirla. La afinidad con ciertos estereotipos, modas y por no decir las endemoniadas «Celebritis» han hecho de esta sociedad un burda calcomanía del purgatorio de Dante, pero a lo irrisorio.
Somos capaces de confiar nuestras vidas a la pésima opinión de cuatro chalados que escriben en Twitter o Facebook y sin que nadie se de cuenta, o mejor dicho, todos se dan cuenta, de que nos llevan al patíbulo como borregos en fila de a uno y nos da igual. En serio, ¿todavía se pregunta alguien por qué ha salido Trump? Pongo mis manos sobre el fuego a que hay algún votante del PP que se ha echado las manos a la cabeza al ver esta mañana los resultados. ¿Hace falta que ponga una carcajada? No, ya creo que te estas riendo tú solo y asintiendo a lo que has leído. Así funciona este mundo.
¿No vamos a la mierda? Lo que no sé es como no lo hemos hecho ya. Si os paráis a pensar en las locuras que ese ricachón de tres botes de agua oxigenada en el pelo ha dicho, es para arrancarse las orejas. Misógino, xenofobo, racista, clasista y mil cosas más catalogan al líder de la primera potencia mundial como un psicópata en potencia que solo necesita que alguien le sople malamente en el flequillo para que se líe la tercera guerra mundial. Por ejemplo el Kim Jong-un , el norcoreano está como loco para liarla y lo peor de todo es que esta guerra será la definitiva para que el mundo que conocemos se vaya al carajo. El único apocalipsis que de verdad me da pánico es el de la estupidez humana o como diría Freud: el ver quien la tiene más larga.
Hoy el debate ha sido el mismo en todos sitios. En el trabajo, en el mercado, en los bares; y de escuchar tantas y tantas opiniones solo he llegado ha una conclusión: Que no hay Dios que nos salve de nosotros mismos por mucho que baje de nuevo y se clave en la cruz 18 millones de veces. Los pecados humanos no se pueden redimir ni en cien millones de vidas. Si nos reencarnaramos , haríamos lo mismo infinidad de veces más.
De un tiempo a esta parte mi actitud pesimista ha cambiado y más después de saber que voy a ser padre de nuevo, pero desde aquel día solo pienso en una cosa: ¿Que futuro le esperan a mis hijos? ¿Un legado de terror o sodomización ante los poderes ocultos o no tan ocultos ya? O por el contrario ¿Una sociedad zombielocuente y digitalizada? Bueno, perdón eso ya lo somos. Tiemblo solo de pensar en el futuro de mis hijos.
Hoy hablando con compañeros uno de ellos me decía que un familiar suyo que vivió la guerra civil le comentaba el otro día que si hubiera otra guerra él prefería morir. ¿Lo entiendo o lo entienden nuestros hijos hoy día? Seguro que habrá algún gilipollas que diga: Dios que guay, vivir una guerra, es lo único que nos queda por vivir. Dile tú a uno de esos que llegado el día quizás te tengas que comer a las ratas de las alcantarillas o la piel de las patatas porque no tienes, ya no solo para comer, si no para vestirte. Que tus amadas adidas en su día serán una suela endurecida de tus pies desnudos callosos. Eso es la guerra, la que llevan viviendo durante años los países árabes o del este de Europa, eso es vivir la muerte en vida. Por eso mi miedo, aquel que preguntaba en un phost en facebook, es el siguiente: EL MIEDO A LA ESTUPIDEZ HUMANA.
No soy más que nadie y no creo que con estos pensamientos escritos consiga siquiera limpiar mi alma de los mil pecados que he cometido o que llegaré a cometer, pero al menos si soy consciente de que la vida es demasiado corta y bonita para perderla entre discusiones como que yo soy de un equipo, un partido político, una religión o fan de Chenoa o Bisbal y te dejo de hablar porque no piensas como yo.
La vida esta llena de momentos únicos. La sonrisa de tu hija y tu mujer al verte, un abrazo con el que te sientes en casa, una caricia de ánimo o simplemente unas palabras de agradecimiento. Eso es lo que de verdad nos hace humanos y eso es lo único que le falta a los animales para que sean, si no lo son ya, superiores a nosotros.
Lo dije en la publicación anterior. Nos reímos de los locos americanos; por sus armas en casa, sus excentricidades, sus locuras y demás. Y sin embargo no vemos lo que tenemos en casa. Ocho millones de fantasmas (porque nadie ha votado al PP) y otros seis que están como las avestruces, con la cabeza bajo tierra (llámense socialistas), negando su participación en esta pantomima de país, mientras hoy Europa nos exige que reduzcamos el déficit por cojones y De Guindos dice que todo esta bien.
El ser humano tiene lo que se merece, no hay más señores…….Que nos coman y nos caguen rápido, porque la digestión va a ser una pesadilla.
Óscar Lamela Méndez