Presentación de LLAMADA DE SANGRE

Soy un desastre, lo sé. A pesar de ello tengo una buena excusa: el tiempo. Mis días deberían estar formados de más de 24 horas. Ha pasado justo una semana de uno de los momentos más esperados por mí durante estos últimos cuatro años y es hoy cuando decido hacer esta crónica. No tengo remedio.

Creo que eran las cuatro de la madrugada y luego las seis, cuando mi cabeza ya empezaba a fermentar las palabras que diría frente a las personas que cometerían la locura de venir un sábado a las doce de la mañana a ver a un tipo como yo.  Desde Valencia o Zaragoza, por un motivo u otro, allí tenía a mis queridos contestones, sí, aquellos que con mis preguntas diarias y mis historias, conseguí conquistar. Evidentemente no se me pudo ocurrir otra manera de agradecerles su presencia que pidiéndoles perdón por hacerme caso.  Un pequeño spoiler de los agradecimientos de mí reciente y terminada tercera novela.

                

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Ahora me dirijo a ti: Por fin, naciste como una forma de desatar mis demonios internos, mis frustraciones y mi ahogo mental. 2013 no fue un buen año para mí, el paro me abrasaba el alma y quise desahogarme entre tus páginas. Siempre agradeceré ese pequeño empujón que me dieron mis allegados. No quiero repetir todo lo dicho en la presentación, pero dicen que el recordar tus orígenes te hace mantener los pies en el suelo. Yo no he conseguido nada del otro mundo, no soy un superventas, ni vivo de esta profesión que tanto me gusta y tanto respeto, pero al menos, con mis historias, mis locuras y mis preguntas diarias, he conseguido unir muchos corazones….y eso no está pagado.

Llegué el primero y los nervios empezaban a aflorar, la llamada de mi editor y amigo, Guillermo de los mozos, me bajó de las nubes y cuando te tuve entre mis brazos, no me lo podía creer. LLAMADA DE SANGRE ya era una realidad. Me quedé sin habla y sin tiempo para digerir lo visto.

Los invitados fueron llegando y los recibí con todo mi cariño, pero sin el tiempo que se merecían todos. Incluso alguno tuvo que marcharse sin tiempo para verme hablar sin parar, pero esos escasos minutos valieron la pena, se llevaron su ejemplar y me dejaron un bolígrafo para firmar…..Tiene bemoles que un contador de historias se le olvide lo más importante.

Ya encima del escenario y con mis amigos y familia organizando el pequeño catering para los asistentes, los nervios se fueron apaciguando. Frente a todos y junto a mi querida amiga y presentadora Sandra Gómez Moreno y como no, mi editor Guillermo, antes mencionado, el evento arrancó de la forma habitual. Ellos se presentaban y me presentaban a mí y a mi primera locura, mientras yo observaba al público y me consumía de ganas por soltar todo lo que llevaba guardando durante cuatro años en mi corazón. Fue tal el despropósito, que se me olvidó mencionar a cargo de quien corría el prólogo, de mi querida mujer y desde aquí, quiero pedirle disculpas por ello y por haberme negado en un principio en ayudarle con su elaboración. No tengo perdón de Dios, la lié mucho. Pero eso sí, le ha quedado de categoría e íntimo, lleno de todo lo necesario para recordar como nació nuestra historia de amor por culpa de este libro.

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En cierto modo, doy gracias al tiempo por haberme concedido el honor de darme estos cuatro años para apuntalar mis nervios contra las paredes de mi corazón y dejar que todos mis sentimientos fluyan abiertamente delante del público como si llevara toda la vida en esto. Ya son varias tablas las que he colocado en mi alma para contar cosas sin el famoso miedo escénico. He presentado a otros y a mi mismo, porque yo soy así, lo hago todo al revés. Saco mi segunda novela en papel, antes que la primera.

La presentación fue, a mi modo humilde de ver: fresca, entrañable y llena de pequeños toques de humor con la ayuda de mi mujer, porque mi memoria desvaría y cuando empecé a contar un poco de la tercera novela que ya está acabada, ¡¡ZASCA!!, metí la pata. Ella me corrigió entre las risas de los presentes y entre eso, y mis locuras, fue una mañana muy bonita. Sobre todo entre la melodía de fondo de los niños concentrados en el evento y a mi pequeña princesa Naya, gateando por el suelo. Sin olvidar a mi princesa Nerea, la mayor, la confidente de todas mis locuras antes de plasmarlas en papel.

Después de mi interminable «Chapa» a los presentes, llegó el turno de las preguntas, algo que me encanta y que disfruto en demasía. Empezó Guillermo, luego Sandra y por último los más importantes, el público. Respondí sobre mis nuevos proyectos, mi confianza frente al público pasados los años, mis sensaciones durante la escritura de esta novela y sobre todo, su historia y al fin y al cabo, mi historia, pues como digo siempre: LLAMADA DE SANGRE es yo. Con un batiburrillo de mis sentimientos, frustraciones, sueños y sobre todo, mis experiencias tras un libro o frente a una pantalla de cine. Una novela que no deja indiferente y que cataloga mi estado mental de loco de atar.

La firma fue tan especial, que no tengo palabras. Dediqué libros a todo tipo de personas, incluso a tres niños maravillosos, los de mi compañero Iñigo. Cada firma distinta y sobre todo contando y tratando de llegar al corazón del lector y agradecer enormemente con ese gesto su apoyo y visita.

No os voy a engañar, me falló muchísima gente. Casi todos por razones de peso, los cuales se molestaron hasta pidiéndome disculpas por mensajes privados. Del resto, prefiero no hablar, ellos saben que por mi parte ya me cansé y todo mi apoyo se irá desvaneciendo con el mismo ímpetu que su interés y cariño por mí. Es triste ver y ser testigo de cosas así, pero yo me quedo con las personas que me acompañaron y me hicieron sentir el hombre más feliz del mundo.

Una vez finalizada la firma, el encuentro con todos fue tan bonito que se prolongó a la salida, tomando una copichuelas y charlando de todo un poco. Un día para recordar y para agradecer que no todo en la vida es malo a través de las redes. Ojalá los kilómetros, los madrugones y el dinero invertido en venir a verme y llevaros un ejemplar de LLAMADA DE SANGRE, os merezca la pena con su lectura. SOIS DEMASIADO GRANDES PARA MI CORAZÓN.

OS QUIERO.

Óscar Lamela Méndez

FOTOGRAFÍA: El público asistente.

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