Reseña de «El bosque de los cuatro vientos» de María Oruña
Hay frases que definen con exactitud lo que puede llegar a provocarte la lectura de una novela. Ansiedad, miedo, dolor, angustia, amor e incluso diversión, por desgracia, otras pasan de largo sin parar en la estación de los sentimientos y debo decir que este es el caso del libro del que os voy a hablar hoy.
Los que me conocéis, sabéis que no soy de esos haters que viven escondidos detrás de un perfil falso para vomitar toda su bilis y frustración con el mundo que les rodea. Mucho menos si tengo que hablar de un libro.
Vamos primero con una pequeña sipnosis, y a continuación os daré mis impresiones personales más exhaustivamente sobre «El bosque de los cuatro vientos» de María Oruña.
Jon Bécquer, un antropológo poco convencional, dedicado a la búsqueda de piezas históricas por todo el mundo, da con una misteriosa leyenda sobre nueve anillos con supuestos poderes mágicos. En el que hoy día es el parador de Santo Estevo, en Rivas de Sil, Ourense y que antiguamente fue un monasterio, en la huerta de ese lugar, aparece el cadáver de un hombre vestido con hábito benedictino del siglo XIX, justo antes de que nuestro protagonista lo entrevistara. Con la ayuda del sargento Xocas, un personaje muy entrañable, Jon buscará la verdad de toda esa historia y en el camino se topará con el amor o lo que él cree que puede serlo, descubriendo paralelamente la historia de una mujer de la Galicia de 1830. Marina, hija de un médico y una mujer fuera de su tiempo que lucha por hacerse un hueco en un mundo de hombres, gracias a su padre, pero sobre todo al que será el amor de su vida, serán parte primordial para descubrir todo lo que ese monasterio y sus lugareños esconden.
Si hay una palabra que pueda definir lo que «El bosque de los cuatro vientos» de María Oruña me ha provocado es… mierda, no quiero decir indiferencia. Esta palabra me suena un poco ofensiva y tampoco es eso, será que simplemente no ha florecido en mi ninguna necesidad durante y después de su lectura.
No quiero decir con ello que la novela sea infumable, sino que el ritmo en sí me ha parecido demasiado lento. Una historia enmarcada en un lugar enigmático a priori, con un misterio que prometía, pero que se fue desinflando a cada página. Por mucho que la autora haya recurrido a la fórmula de escribir dos historias en diferentes épocas que se entrecruzan finalmente en la actualidad, el avance hacia él se hizo bastante previsible y sin mucho aliciente. El final no me ha dicho mucho.
La documentación sin embargo es digna de admirar y como ha encuadrado la ficción con la historia real de este pueblo de Ourense, es muy buena. Los personajes son creíbles, aunque el protagonista peque un poco de Indiana Jones. La descripción de los lugares y lo que sus rincones esconde, te provoca hacerle una visita y de hecho, es uno de los alicientes principales del lugar, pues el parador es una maravilla arquitectónica.
En 413 páginas, la autora ha querido desarrollar una historia, que no es que le sobren páginas, sino que como he dicho anteriormente, la falta de velocidad narrativa e reducción de intriga, no ha hecho que se despertará en mi ese Holmes que todos creemos tener dentro.
He notado cierta crítica a la <<gestión>> por parte de la fe cristiana a los objetos sagrados o reliquias religiosas, enmarcadas por supuesto en dos épocas diferentes, pero no alejadas mucho la una de la otra por culpa de ese hermetismo que algunos pueblos pequeños esconden. Todo, dentro de la ficción que ocupa a la autora y por supuesto sin faltar al lugar actual.
En resumen, una lectura liviana, con altibajos y que no os puedo recomendar en esta sociedad en la que vivos a un click de todo.
Mi puntuación es de 6 sobre 10.