Reseña de Tinta y fuego de Benito Olmo

Construir una historia a partir de otra, y si esta última es en parte real, puede parecernos fácil y no lo niego. La habilidad del autor para no despegarse de la línea de cal que marca el camino a seguir es a veces muy complicada y en el caso de Benito Olmo, considero que en esta historia a esquivado la dirección correcta en los momentos precisos. Como muchos ya sabéis, mi querido paisano estuvo hace muy poco en mi canal para presentarnos su última novela y de la que vamos a hablar hoy, Tinta y fuego.

Desde aquí y antes de seguir con mi opinión sobre la novela más arriesgada hasta ahora por parte de Benito y que se desmarca un poco de lo escrito hasta ahora, quiero dar las gracias encarecidamente tanto al autor como a la editorial NdeNovela, por hacerme llegar un ejemplar de la misma y que pienso llevarme firmada en la próxima Feria del libro de Madrid.

Hasta ahora, yo había leído un par de novelas de Benito, su exitosa La maniobra de la tortuga, que como todos sabéis llegó a los cines y El Gran rojo, de la que hablamos en la primera entrevista que nos concedió en el canal y que también os dejo por aquí.

Como os decía al principio, esta historia arranca tras un hecho real descubierto por parte del autor gaditano. El robo más grande de libros perpetrado por el ser humano, se llevó a cabo en plena Segunda Guerra Mundial por parte de los nazis. Europa fue su vergel y en la actualidad en Berlín existe un grupo de bibliotecarios que se dedican a devolver poco a poco los libros expoliados a sus legítimos dueños.

Mezclando realidad y ficción, nace de la mano del escritor el personaje de Greta, una refutada buscadora de libros raros en horas bajas por problemas legales y casi en la ruina, recibe el encargo por parte de una familia de buscar la biblioteca perdida del padre de este cliente en pleno conflicto bélico.

En un principio, ella es totalmente reticente a la que considera un tarea imposible. A través de familiares, amigos y sobre todo, un personaje que se cruzará en su vida y será su compañero, Oleg; descubrirán que hay mucho más detrás de todo esto. Alguien está asesinando a bibliófilos, libreros y coleccionistas de libros para hacerse con la colección completa de la mítica Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, que fue saqueada por Hitler.

Con esta premisa y una cuenta a contrarreloj constante por parte de Greta, no solo para buscar esta biblioteca, sino la verdad que esconde su pasado entre los hechos que pasaron hace tantos años, nos llevarán a un final con un giro digno de este género del thriller.

Este es un libro que habla de libros, pero sobre todo, en cada una de sus páginas se siente el amor por los libros y la literatura por parte de Benito. No solo por las referencias a infinidad de libros míticos, sino por el placer que nos concede a todos aquellos que nos sentimos en paz y rodeados de una inexplicable felicidad en nuestras propias bibliotecas.

A pesar de la excentricidad de Greta, que a veces nos desespera por su trato a Oleg y que incluso le llegas a coger manía, su pasión por los libros iguala ese sentimiento de empatía que nos conmueve, sobre todo al ir descubriendo partes ocultas de su pasado. Ritmo y pausa se unen en esta novela, cargada de una documentación bestial y concienzuda por parte del autor, que nos deja claro el respeto por el trabajo bien hecho y la veracidad de los hechos que destaca en cada una de sus líneas. Ambientación acorde con cada uno de los momentos vividos durante la trama, que nos hace viajar a lugares tan distintos como Alemania, Italia, Polonia o incluso nuestra querida Tacita de plata sobre la piel de toro que nos vio nacer al escritor y a este que os esta dando la chapa.

El desarrollo de los protagonistas es adecuado al tempo marcado por la novela y no peca de una infinidad exagerada de secundarios, que en algunas ocasiones, nos pueden sacar de la trama. Es importante estar muy atento a los detalles que el escritor nos va dejando en cada página, sobre todo para situarnos bien en la investigación y no dejar flecos sobre nuestras propias pesquisas.

Siempre he dicho que si al cerrar un libro, tienes la sensación de que te has divertido y has aprendido en partes iguales, el camino desarrollado por el autor no ha sido creado y pisado en vano. Por mi parte, la he disfrutado mucho y me apena ciertamente el no haber sacado más tiempo de lectura en mi ajetreada vida. Aun así, como los buenos cafés de sobremesa, he saboreado su lectura con delicadeza y una cierta premura al final del libro por saber como iba a terminar.

Mi más sincera enhorabuena, mi querido Benito Olmo y muchísima suerte no solo con este proyecto, sino con los que vendrán e invitado quedas como siempre al rincón salado de este gaditano exiliado que tanto te admira.

Mi puntuación es de 8 sobre 10.

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