Reseña de La inocencia de una negrura de David Díaz Gallardo
Después de leer la primera novela de David y hacerle la entrevista de rigor, por cierto, la más vista en el canal con más de 1000 visualizaciones y que espero que le sirviera también para esa bonita nominación que tuvo en la última gala de los premios de la editorial Círculo rojo, me enfrentaba a esta segunda lectura con otro ánimo. Una perspectiva diferente, ya que la recomendación por parte del autor de que yo, precisamente, debía leer por mis gustos este libro del que os voy a hablar ahora, me picó la curiosidad.
Un impás, un breake en esa primera historia que nos cautivó a todos los que amamos los ochenta y noventa como es Hazlo por mí. Aquí David salta de registro y nos mete de lleno en un thriller con las típicas trazas policiacas pero con un complemento oculto y difícil de captar según mi humilde opinión que es el terreno de lo psicológico. Un juego que el lector más avezado debe ir con pies juntillas para no perderse en el camino. Yo debo confesar que me quedé en el laberinto y no conseguí salir. Trataré de explicarme a lo largo de la reseña.
Comencemos primero a contar un poco de esta novela corta que no alcanza las 200 páginas, pero tiene mucho que decir. Nos situamos en Barcelona y empezamos de lleno con el asesinato de una chica llamada Clara y que será clave para el devenir de los personajes principales. Entre ellos Paola Montes, amiga de esta y que viaja a España desde sudamerica para huir de su esposo Mario, un maltratador.
A su llegada sola a la cuidad condal donde quedó con su amiga y tras dejar en un principio a su hija y su madre allí, se encuentra con que su amiga ha sido misteriosamente asesinada y no tiene donde caerse muerta. Una serie de personajes se cruzarán en su vida de diferente forma, unos para ayudarla y otros para utilizarla. Mientras, los agentes David González y Aarón Martín solo tienen a Paola y a Joel, novio de la muerta, como hilos de los que tirar para dar caza a un asesino que parece un fantasma. El tercer personaje en discordia y que da el toque perfecto a esta rama para reforzar su fuerza es Dylan Delgado, antiguo compañero de trabajo de Clara y Paola. Y como guinda del pastel un personaje misterioso se pasea por la ciudad ayudando a los indefensos. Ese toque heroico es un detalle que no podía faltar en una novela de David, que como sus seguidores saben, es un amante del noveno arte como el que os escribe.
Centrémonos ahora en la carcasa de esta trama. El trabajo concienzudo del autor se nota en cada una de sus líneas y en la construcción de los personajes. Como ejemplo, los detalles de varios escenarios o la ambientación de la época en la que se trata. Sin embargo, y ahora debo explicar mi píldorazo anterior, que bajo mi punto de vista y considerándome un simple lector en este caso, creo que la trama subyacente es un poco enrevesada según la intención que David ha querido darle y que me explicó luego en petit comité. Lo más seguro es que sea yo el problema y que mi cerebro no ha dado para más y la trama me ha pasado por encima, pero bueno, eso no es motivo suficiente para no disfrutar de La inocencia de una negrura y dejarte sorprender por diferentes giros inesperados y sobre todo, por la pluma sangrienta de David que me ha molado mucho. Una faceta desconocida por mí hasta ahora y que me ha convencido.
No quiero destripar mucho más y que el autor me mate. Así que solo os puedo decir que le deis una oportunidad a esta historia y que viene muy bien para descongestionar de una lectura que os haya sido anteriormente muy tediosa o larga. Estos Kit kat, como yo los llamo, son geniales como terapia purificadora para estos casos.
Mi más sincera enhorabuena, querido David y de momento, aparco la tercera lectura de El final de todo lo que queda, para el año que viene, que tengo muchísima lectura atrasada.
Mi puntuación es de 7 sobre 10.