Reseña de El pozo de Granados de Saray Ramírez

No os voy a mentir, nunca lo hago en realidad. Esta es la primera vez que he sentido la necesidad imperiosa de empezar a escribir mis primeras impresiones sobre un libro que aún no he terminado. Sí, es cierto, conciencia mía, debo confesar que en realidad solo me quedan 20 páginas, pero es que no aguantaba más.

Sin que parezca esto una retahíla infinita de pecados confesados a vosotros, mis lectores y párrocos improvisados, también os debo decir que mi GUAPERRISÍMA, Saray Ramírez quedó advertida en su día de que antes de pasarme por aquí, iba a dejar mis impresiones a flor de piel sobre EL POZO DE GRANADOS, la novela de la que os voy a hablar hoy, en mi canal de Youtube…digamos que casi lo he hecho a la par. En la misma noche, vamos.

Os dejo por aquí mi reseña audiovisual, por si queréis echarle un ojo:

Para no alargar este chapa de prólogo que siempre os suelto antes de hablar de un libro y siendo esta mi última confesión, hace unos días dejé una pequeña reflexión en mi perfil de Facebook, comentando lo importante que es para mí que un autor/a, se tomé la molestia de ahondar en los personajes de tal manera que a las pocas páginas ya lo sientas parte de tu familia. Sé que lo que voy a decir puede resultar muy fuerte para algunos y Saray lo sabe. Le escribí para darle la enhorabuena antes de terminar el libro y decirle que me hizo sentir lo mismo que nuestro amado Papi King, con respecto a ese hecho que os comento. En unas pocas páginas, ya quería saber todo de Abel, de su familia y sus amigos. Incluso por encima del género o la trama en sí, que como muchos sabéis, y los que no os informo, esta canaria afincada en Madrid escribe terror.

EL POZO DE GRANADOS nos cuenta la historia de Abel, un hombre de 38 años en el ocaso de su matrimonio y que no sabe como afrontar su futuro por culpa de un trauma que lleva arrastrando desde su infancia. Es precisamente este hecho, el principal detonante que lo llevará a sus orígenes y al pueblo donde nació y que tanto odia. En él, tendrá que pelear con su otro yo y resquebrajar la barrera que lo separa de lo real y lo sobrenatural. Si a ello le sumas la mala relación con su insoportable madre, la inexistente con su padre y el odio exacerbado hacia su hermano pequeño Benjamín, que iremos descubriendo poco a poco y el recuerdo de una aventura infantil que casi acaba en tragedia, el cóctel esta terminado.

La mezcla de sucesos y de viajes por la mente y vida de Abel, conjugarán una suma inexpugnable de sentimientos que nos llevarán hasta el fondo de ese pozo alegórico donde, el amor, la amistad, la lealtad, el perdón y la pérdida harán de nuestro corazón un amasijo de latidos inconsistentes.

Aquellos que la habéis leído, no creáis que me olvido ni por asomo de su hermana Lola. Carismática, fuerte y el único lazo irrompible que le sirve a Abel para seguir conectado a esta realidad. Es por ella y sus amigos Blas y Fenchu, por los que esta historia me ha recordado en muchos momentos a historias de King y no solo por las referencias a algunos de sus libros y a Mary Shelly (es Dios), sino por el trato a los personajes. Inevitable no destacar ese guiñazo a El silencio de los corderos, con la matanza de cerdos en la granja cuando Abel era pequeño y las miles de referencia cinéfilas que tanto nos flipan a los amantes empedernidos del séptimo arte.

No pude evitar escribirle en varias ocasiones a Saray como os dije antes y en una de esas conversaciones, le pregunté por el nombre de los capítulos. El como y el porqué están bautizados con nombres de minerales, me pareció una ida de olla genial y muy original. Si queréis saber más, compradlo, leedlo y después le preguntáis a ella. No os lo voy a dar todo mascado.

Por último, quiero destacar el recurso utilizado por la autora para desvelar el secreto mejor guardado del misterio de este libro a través de un libro escrito por Benja, el hermano despreciado por el protagonista, y que será clave para el giro final en toda la historia de los Domínguez Parra.

No quiero desvelar mucho más de este libro de apenas 218 páginas en el que se consume tanta belleza literaria, que me da rabia no haber leído antes a Saray. Aunque sinceramente, sabía que no me iba a defraudar después de su tremenda dicción en el podcast Nigromantes literarios y la entrevista más larga en mi canal, que os dejo por aquí por supuesto para que la conozcáis más.

En última instancia, quiero destacar la tremendaza portada de Óscar, alias Bobby Flinn y la nota de la autora al principio del libro en el que nos introduce a ese miedo atávico, que de siempre hemos tenido a los pozos y su profunda oscuridad, como profundo es el corazón y los secretos y traumas de los seres humanos.

Millones de felicitaciones, mi querida Saray y ya sabes que aquí tienes desde hoy a un lector fiel.

Mi puntuación es de 8,7 sobre 10.

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