Presentación de «Los pasos del fin» en mi tierra. Un sueño hecho realidad.
Sería mentira si os dijera que no había soñado jamás con un día como el de ayer, 23 de junio de 2017. El día en que presenté en la tierra que me vio nacer, una novela, una historia, un sueño hecho realidad. En este caso mi segunda libro y el primero en papel. De antemano os debería pedir disculpas porque seguramente la palabra que más se repita en este artículo sea un enorme «GRACIAS». Gracias a todos los que compartisteis un ratito de vuestras vidas ayer conmigo y venir a ver a este humilde loco en la librería LAS LIBRERAS de Cádiz. Gracias a las chicas de dicha librería, que de no ser por ellas y por el esfuerzo al que se vieron sometidas con la campaña de los libros de texto encima, no hubiera sido posible nada de lo vivido ayer. Por supuesto y como siempre, a mi editor y amigo Guillermo de los Mozos, pues sin él, nada de todo esto sería posible hoy día. Y en especial a mi cuñado y amigo Manuel Devesa, que hizo un esfuerzo sobrehumano por estar a mi lado y tener el privilegio de ser presentado por él. Estaré en deuda contigo por y para siempre.
Debo confesaros que al llegar allí a las seis de la tarde, no las tenía todas conmigo. Eran las 18:20 y a falta de cuarenta minutos del empiece, pensaba que no vendría nadie. Poco a poco los minutos caían, llegaban mis familiares y entre risas con mis cuñados y los continuos flashes y ruidos que producía mi hermano Rául, que ayer se encargó de ser el fotógrafo del evento y al que evidentemente le agradezco en el alma todo lo que hizo ayer por mí, los nervios iban atacando mis extremidades sin remedio alguno. Para colmo, esa misma mañana me vino a visitar uno de mis maravillosos amigos a los que tanto cariño les tengo: los cólicos. Estuve apunto de suspender el evento por el insufrible dolor que me mantuvo en jaque durante la mañana, pero mi tenacidad o más bien mi tozudez y la ilusión que me corría por las venas yendo toda la mañana de arriba a abajo con mi suegro comprando las cosas del evento, y al que por supuesto le debo todo lo de ayer con respecto a ese apartado, ya que me ayudó como nadie, saque la cosa adelante. Sin olvidar a mi suegra, mi adorada madre y mi tía, que me hicieron parte de la comida del catering.
La introducción por parte de mi cuñado fue espectacular a pesar de sus miedos, porque yo jamás dudé de él. Me ayudó a desconectar un poco de los nervios que me atenazaban y a ver con claridad que no debía temer nada….Estaba rodeado de mi gente. Además y como ya pude comprobar en otros casos, me vi sorprendido por la visita de gente que no esperaba, al igual que triste por la gente que no pudo venir por diferentes circunstancias. Aunque estos últimos no se van a librar de llevarse un ejemplar de «LOS PASOS DEL FIN»….Que lo sepáis.
Traté de hacer pasar un rato agradable a mis lectores, pero sobre todo hacerles ver que esta novela no era simplemente una locura surgida de mi cabeza, sino parte de lo que pudo ser la historia de nuestra cuidad y hacerles llegar humildemente un trozo de la vida de la gente que fundó este rincón que tanto amamos los gaditanos. Mezclado por supuesto con la intriga, el misterio y los enigmas de una cultura milenaria.
Los que me conocéis, sabéis de sobra que nunca me rindo y que poca gente me gana a ser uno de los maratonianos soñadores que se atreven a echarle cara a la vida. Después de lo vivido ayer, mis dudas, mis temores y sobre todo mis bloqueos ante una página en blanco, se quedaron hechos cenizas. Los culpables fuisteis vosotros y el interés que habéis mostrado ante mi futura tercera novela. Sin obviar el hecho más bonito que le puede ocurrir a un contador de historias como el que os escribe: las ganas de retomar la lectura o de empezar a leer por culpa de mis novelas, relatos o cuentos, como me dijisteis ayer más de uno.
La rueda de preguntas fue muy amena, aunque en un principio más de uno se viera avergonzado a la hora de lanzar una duda o cuestión al respecto de «LOS PASOS DEL FIN» o sobre mi persona. Debo confesar que finalmente más de una y de dos de las preguntas que se formularon ayer tarde, eran las que esperé en mi presentación de Madrid y que no se dieron y fue un gusto contestarlas. A pesar de que alguna fuera ciertamente difícil de resolver, por culpa de la elección de una u otra novela o personaje.
El evento fue cubierto en directo a través de Facebook live y fue un placer leer comentarios en directo de varios seguidores que lamentaron no asistir o el estar de acuerdo con alguna de mis respuestas a las preguntas del público. Una vez acabada la prueba tortuosa de preguntas, que fue peor para los asistentes que para mí, se dio lugar a la firma de libros y un catering que fue acogido con mucha expectación, pues como suele decir mi suegro con mucho arte: ¡El hambre es muy mala!
El momento más esperado por un autor es este. Te encuentras cara a cara con los que serán tus verdugos en las horas venideras de lectura y te sientes tan feliz como agradecido por morir a los pies de sus críticas, tanto buenas como malas. Los nervios o la vergüenza desaparecen y se muestran agradecidos por tu trabajo y una dedicatoria que particularmente, siempre las hago personalizadas, un detalle obligado por todo escritor, ya que sin ellos estos sueños no son posibles. Te preguntan, curiosean y sobre todo nos conocemos cara a cara, ya que algunos solo nos habíamos visto por Internet (algo que debo agradecer enormemente a ellos). Sois muy grandes.
Mi único deseo, como dije en esta presentación, es ofrecer la oportunidad a mis lectores de que se diviertan leyendo y que les quede la sensación de que ha merecido la pena la compra y las horas echadas delante de «LOS PASOS DEL FIN» …Una novela hecha con el corazón y con la firme convicción de que os enganchará de principio a fin.
Para terminar, quiero dar las gracias al artista y pintor gaditano Fernando Devesa Molina, que tuvo la amabilidad de ceder la obra que dio vida a la portada de esta novela. Sus consejos, aportación y creación de este lienzo han hecho de ella una portada perfecta.
Lo dije ayer y me vuelvo a repetir, daros las gracias es ya un insulto, porque jamás estará a la altura de vuestra grandeza como seres humanos y seguidores de este humilde y loco corazón contador de historias.
Se os quiere mucho, muchísimo. Hasta muy pronto.
Óscar Lamela Méndez